Alas de angelito
Si un niño menor de siete años muere, debe ser enterrado como un "angelito". Así lo dispone la tradición fúnebre campesina en Chile. Se le viste de blanco, se le pegan unas alas de cartón forradas en plumas, papel de plata u oro, y con ayuda de palos de fósforos se le fuerzan los parpados para que mantenga los ojos abiertos: sólo así podrá encontrar el camino que lo conducirá al cielo. Una vez acicalado se le sienta en un pequeño tronco, cajón o mesa con un ramo de flores blancas entre las manos. En el velorio se festeja con cantos la inocencia del pequeño difunto y se agasaja a los presentes con abundante comida y bebida. El llanto sólo dificulta el ascenso del niño; si las lágrimas empapan sus alas, no podrá emprender el viaje.
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